Norfolk (EEUU), 17 abr (EFE).- Estados Unidos y Espa�a se dieron hoy la mano para honrar a los ca�dos de la guerra de Cuba, un conflicto que hace m�s de un siglo les enfrent� y que ahora les ha unido en el Cementerio del Hospital Naval de Norfolk, en el estado de Virginia, donde a�n descansan tres de los marineros espa�oles que entonces perdieron la vida.
Reci�n llegados desde Ferrol (Galicia) a la Base Naval de Norfolk, la m�s grande del mundo, varios miembros de la tripulaci�n de la fragata F-103 Blas de Lezo se reunieron con m�s de una decena de marinos estadounidenses para recordar a estos "tres h�roes" que nunca pudieron ser repatriados.
El capit�n de Fragata Juan Escrigas, comandante de la Blas de Lezo, fue el principal art�fice de este reconocimiento, despu�s de emplear casi cuatro d�cadas en reconstruir la historia de aquellos m�s de 1.200 marineros que se embarcaron para luchar en la escuadra del almirante Pascual Cervera, entre los que estaba su bisabuelo.
Doctor en Historia, Escrigas ha ido uniendo pieza a pieza casi todas las de este rompecabezas, que tanto por esfuerzo como por "destino", complet� hoy junto a su tripulaci�n.
"No se sab�a muy bien ni cu�ndo hab�an fallecido, ni d�nde, ni d�nde hab�an terminado sus cuerpos. (...) Consegu� localizar a las 1.249 personas que formaban la dotaci�n de Cervera e incluso particip� en dos campa�as arqueol�gicas para buscar alguno de los cad�veres en Cuba", relat� a Efe Escrigas, quien continu� la historia en tierras estadounidenses, donde hoy ha cerrado el c�rculo.
Por "casualidades o no", la Blas de Lezo cuenta con cuatro descendientes de marineros que participaron en la batalla de Santiago de Cuba, como Dami�n Niebla, cuyo bisabuelo -del que lleva su nombre-, perdi� un brazo y fue atendido precisamente en las mismas instalaciones que su biznieto pisaba hoy.
"Mi bisabuelo particip� como miembro de la dotaci�n del crucero acorazado Vizcaya que formaba parte de la escuadra del Almirante Cervera y un trozo de metralla le destroz� el brazo derecho. Para mi �sta es una ocasi�n �nica, estar en el mismo lugar en el que estuvo mi bisabuelo llevando el mismo uniforme que llevaba �l", relat� a Efe el alf�rez de nav�o Niebla.
Corr�a el a�o 1898 cuando El Solace, primer buque de la Armada estadounidense en adecuarse a los requisitos de la Convenci�n de Ginebra y en enarbolar la bandera de la Cruz Roja, prest� ayuda a los heridos del bando estadounidense -que fueron los menos-, y adem�s evacu� a 48 heridos espa�oles de la Escuadra de Cervera en las proximidades de Santiago de Cuba.
De los heridos que iban en el Solace murieron ocho, y al menos 3 de ellos contin�an hoy en d�a en el cementerio antiguo, cuyas sepulturas est�n identificadas como las del Marinero de Primera Jos� Charl�n Bouza, el Soldado de Infanter�a de Marina Jaime Doltre Folgueres y el Marinero de Primera Jos� Garc�a L�pez.
"Al almirante Cervera lo llevaron preso a Annapolis, pero hasta en dos ocasiones le dejaron venir a visitar a los marineros que estaban aqu�", relat� el historiador Allen Cutchin, durante un recorrido por el centro hospitalario. "Siempre fueron tratados como pacientes, no como presos".
Tras recoger a los heridos espa�oles, el Solace se dirigi� a Siboney donde el d�a 12 de julio de 1898 recogi� a 44 heridos del Ej�rcito americano, que m�s tarde ser�an desembarcados en Fortress Monroe. Los marinos espa�oles y otros 55 estadounidenses emprendieron entonces rumbo a Norfolk, para ser atendidos en el Hospital Naval.
El almirante espa�ol Pascual Cervera comand� la acci�n contra la escuadra estadounidense, de la que solo falleci� uno de sus marinos, mientras que por parte espa�ola perdieron la vida 323 hombres y 121 fueron heridos.
La batalla naval del 3 de julio de 1898, que decidi� la independencia de Cuba, enfrent� duramente a ambos pa�ses y liquid� el poder�o espa�ol en Am�rica, definiendo la entrada de Estados Unidos en la historia de la isla.