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Los Ángeles, 9 mar (EFEUSA).- Ante las recientes muertes de mexicanos a manos de agentes de policía, organizaciones de defensa de los derechos humanos han levantado su voz para denunciar que las fuerzas del orden enfrentan con sesgo sus relaciones con los inmigrantes hispanos.

Así, mientras unos señalan que la policía debe recibir entrenamiento especial para tratar con minorías e inmigrantes, que muchas veces no comprenden bien el inglés, otros consideran que el problema es más profundo y forma parte de una cultura de prejuicio de las autoridades.

El director de comunicaciones de la Coalición por los Derechos Humanos de los Inmigrantes de Los Ángeles (CHIRLA), Jorge Mario Cabrera, al igual que otros activistas, considera que cada situación debe ser analizada detenidamente.

“Cuando eso ocurre contra los inmigrantes, nos hace cuestionar la manera en que el Departamento de Policía de cualquier ciudad implementa sus protocolos para poder tratar con esta comunidad”, declaró hoy a Efe.

“Cuando ocurren estos incidentes, tenemos que cuestionarnos si es el personal que no está capacitado, si es el liderazgo de esa área que necesita un cambio de capacitación o si la cultura de la organización en sí, está todavía enferma”, detalló Cabrera en su entrevista con Efe.

No obstante, muchas agencias de policía aseguran tener entrenamiento específico para evitar reacciones sesgadas y piden al público que entiendan los riesgos que cada día tienen que enfrentar los agentes.

“Desde la perspectiva de aquellos que están en el control de la ley, cada enfrentamiento a tiros resalta una realidad del trabajo policial que no es frecuentemente vista por el público: es peligroso y puede volverse violento en un instante”, afirmó en una comunicación el presidente del sindicato Liga Protectora de la Policía de Los Ángeles, Craig Lilly.

Mientras tanto otros señalaron que el cambio de composición étnica que muchas ciudades están presentando se debe a la inmigración que es un factor crucial en el crecimiento de población.

Así, hay ciudades que en la última década han aumentado su proporción de residentes latinos.

“Hoy en día hay más latinos y más asiáticos y ya somos parte de la realidad y la infraestructura”, declaró hoy a Efe Luis Vásquez-Ajmac, un activista comunitario de Redondo Beach, al oeste de Los Ángeles.

El activista, quien aseguró que muchas veces los latinos son discriminados y no son tratados igual que los blancos por las autoridades, consideró que, “hay que cambiar esa cultura pues de lo contrario seguirán presentándose casos y seguiremos viendo problemas”.

Durante el mes de febrero, en distintas ciudades del país varios hispanos murieron por disparos realizados por agentes de control del orden.

Ernesto Javier Canepa Díaz, de 28 años, fue tiroteado el pasado 27 de febrero por agentes de la policía de Santa Ana, una ciudad con más del 78 por ciento de habitantes hispanos al sureste de Los Ángeles, según el informe de las autoridades.

En un comunicado referente a la muerte de Canepa Díaz, el jefe de la policía de Santa Ana, Carlos Rojas, aseguró que, “no toleramos ningún tipo de discriminación o sesgo racial por parte de nadie de nuestro personal”.

Rojas aseguró que si la investigación encuentra algún hecho irregular por parte de los policías en el caso del hispano muerto, se tomarán acciones disciplinarias en contra del agente o agentes implicados.

Antonio Zambrano Montes, un desamparado de 35 años que fue denunciado por tirar piedras a los autos en Pasco, Washington, igualmente fue tiroteado cuando las autoridades trataron de controlarlo el día 10 febrero.

Ruben García Villalpando, de 32 años, y quien había ingresado ilegalmente al país a los 15 años, murió tras un enfrentamiento con las autoridades el 20 febrero en Grapevine, Texas.

Ese mismo día en Los Ángeles, la policía disparó hiriendo de gravedad a Francisco Álvarez, de 50 años, que llevaba un cuchillo y fue señalado como sospechoso de haber acuchillado a su nuera de 21 años. Según los últimos informes, Álvarez se encuentra en estado crítico.

El 26 enero, Jessica Hernández, de 17 años y residente de Denver en Colorado, recibió cuatro disparos que le causaron la muerte, al intentar atropellar con un vehículo a dos oficiales de la policía según el reporte de las autoridades.

De acuerdo con el reporte, el forense encontró marihuana y una pequeña cantidad de alcohol en el sistema de Hernández cuando recibió los disparos.

La semana pasada en Los Ángeles, Lilia Abrego presentó una demanda por 25 millones de dólares por la muerte de su hijo Omar, de 37 años, quien muriera luego de ser sometido por la fuerza y arrestado por las autoridades el 2 agosto del 2014.

Ante todo esto, Cabrera recomienda a la comunidad hispana, “no confrontar a la policía de manera que no pueda decir que nos resistimos al arresto”.

Otras recomendaciones del activista son no insultar a los agentes, tratar de documentar los hechos lo mejor posible y denunciar inmediatamente si se considera que se ha sido víctima de abuso por las autoridades.